sábado, 4 de agosto de 2012

Si no luchas, estás perdido.

Esto te lo dije cuando cumpliste los dieciséis: “Son tantísimas cosas que me unen a ti, desde nuestro pique “SFDK vs Porta” jugar al “Quien es quien” por los subnick del msn, a que me convirtiera en tu tonta del culo (me cago en las placas tectónicas un rato) Que nunca las podré olvidar. Te adoro Meritxell, de aquí a la eternidad, comprobado científicamente, como a nosotras nos gusta”.

Esto te lo dije cuando cumpliste los diecisiete: “Yo seguiré teniendo ese no se qué que siempre hará que te caiga bien y tú siempre tendrás ese no sé sabe, que hace salir mi no sé qué y crea el no sé cuánto que no se sabe cuándo salió pero termina haciendo que nos sigamos queriendo a lo largo del tiempo. Sigue siendo así, por favor, como eres tú, desaparece cuanto quieras, siempre terminaras volviendo y yo seguiré estando y deseando pasar un ratito contigo, saber alguna bobería de tu vida, cómo te van las cosas, que me digas palabras de tus idiomas raros y particulares, ver que te esfuerzas, que sueñas, que vives, que sonríes, que sigues así de guapa como en las fotos, que cada vez estas más cerca de los dieciocho, de la libertad y de nuestro abrazo.
Sigue luchando, por ti, y cuando no te queden fuerzas, lucha por mí. Pero creo que no te quedarás sin fuerzas nunca, lo sabes, tienes mucha voluntad y de verdad deseas alcanzar tus metas, sabrás superar los obstáculos que ya tienes y si necesitas una manita, aquí tienes dos bien dispuestas”.

Esto te lo digo el día de tus dieciocho:

Si me hubieran dicho con trece años que conocería alguien por Internet, a través de un metroflog y que esa persona sería la que daría en el clavo al ser la primera en llamarme “psicóloga” me reiría. ¿Quién era yo con esa edad? Una completa niña, eso seguro. ¿Y quién eras tú? Increíblemente te conocí cuando eras algo negativa, rayada y una loca, pero eso es pasado. La pregunta importante es: ¿Quién eres tú hoy?
Sigues siendo una loca, pero es una locura permitida por la sanidad pública. Eres una chica alta (no más que yo), con una sonrisa increíble (mi favorita), que se ha teñido el pelo varias veces, que cree que se pueden alcanzar los sueños que se propone uno mientras luche por ellos, positiva, risueña, dicen que preciosa sin necesidad de maquillaje, alguien que hace el Bachiller de Ciencias y termina en una carrera de idiomas, una buena amiga que siempre está cuando se la necesita, alguien en quien poder confiar y la única que puede calmarme con una simple conversación.
Nunca podría describirte a la perfección, pero supongo que es una buena introducción. Llevamos años juntas, es más, somos amigas de toda la vida. Te quiero y me quieres. Te apoyo y me apoyas. Estoy para ti y estás para mí. El único fallo en esta historia son los numerosos kilómetros que no separan y los abrazos que nunca nos hemos dado, pero si con el tiempo seguimos unidas pese a la distancia, ese sueño se cumplirá algún día, lo sé. Y ese día, bueno, ya sabes, media hora de abrazo sin separarnos y luego gastar una tarjeta de memoria de dos gb en fotos juntas. Fliparás con la capacidad que tengo para deformar mi cara, lo sé. Y también sé que cuando te vea será uno de los momentos más felices de mi vida. Lo de que lo bueno se hace esperar es una realidad aquí, eh.

Has seguido siendo tú y lo único en lo que has cambiado ha sido para mejorar, me encanta tu forma de ser, es refrescante ver que no soy la única que se anima a sí misma porque sabe que todo se puede lograr con tiempo y esfuerzo.

Creo que es demasiado dulce el hecho de mirar atrás y ver que esa chica que me importa tanto ha conseguido al fin sus sueños en el presente que comparte contigo. “La prueba que llegar aquí y ser tu mismo es posible”. Y estoy muy orgullosa de ello.
Espero que disfrutes en el viaje y me cuentes muchísimas cosas, espero que te vaya bien en la Universidad y me sigas enseñando distintas formas de decir “Te quiero”. Espero que sigas teniendo sueños y que los cumplas.

Espero el día en que nos veamos, sorprenderte, correr hacia ti como una desquiciada a la que se le va la vida en ello, abrazarte fuerte como si te fuera a romper los huesos del entusiasmo, saber cómo hueles, sentir tu piel, ver tu sonrisa en directo, aprenderme el sonido de tu voz de memoria, conocer tus expresiones, reírme de tu acento, bromear contigo, coger tu mano y ver cómo estarán pintadas tus uñas, meterme contigo, ver tu forma de caminar, pellizcarte para saber si eres de verdad, descubrir si tienes cosquillas (en tal caso, proceder a una tortura china), quedarme mirándote para grabar tus rasgos, hacerte reír y lo más importante, decirte que te quiero, o mejor aún, t’estimo molstíssim.

Feliz cumpleaños realista. Seguiré aquí para el siguiente cumpleaños, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente… Por no perder costumbre, no por otra cosa.