miércoles, 28 de julio de 2010

Mentirosa luz de Luna...


El viento mueve con cada soplo las cortinas de una habitación oscura cuya ventana se ha quedado abierta esta noche. Está tan oscura, que ni la luz de la Luna que sonríe desde el cielo estrellado puede alcanzar a iluminarla. El aire es frío y poco a poco congela todo lo que se encuentra en la habitación, llenando cada rincón de hielo y escarcha. De repente, un débil rayo de Luna entra en la habitación… es minúsculo, demasiado débil para luchar contra la oscuridad y vencerla… pero todo estaba lleno de hielo, ¿recuerdas? Y este provocó que naciera un reflejo. La habitación se iluminó gracias al reflejo y la Luna satisfecha, brilló con más intensidad, recordándome que no permitiría que me curara de mi indeseada locura, que siempre me encontraría me escapara a donde me escapara e iluminaría mis noches más oscuras, matándome lentamente. Era nuestro pacto, no me dejaría estar sola nunca, pero solo podría amarla a ella y solo viviría para ella.
Cada mañana, yo me consumía al no tenerla a mi lado, y cada noche maldecía su presencia, maldecía los besos que me regalaba con dulzura su resplandor, maldecía que me hubiera dejado engatusar por su belleza aquella maldita noche estrellada. Maldecía el pacto que nos unía en la eternidad.
Ella era mi condena, la cual había encontrado al admirarla demasiado. Ese era nuestro pacto, y cada noche, cada vez más esplendorosa, me robaba la vida con cada suspiro que escapaba de mi boca. Cada noche, me robaba lo poco que quedaba de mi alma, ya que mi corazón, siempre sería completamente suyo, desde la primera vez que la amé…

miércoles, 21 de julio de 2010

Olvido...

Olvidar no es una tarea fácil, y tampoco es lo que muchos piensan que es, porque olvidar es básicamente recordar…
No se pueden olvidar las cosas completamente, tenlo claro, y menos si ese algo te ha llegado al corazón. No podrás olvidar ni su rostro, ni su boca, ni sus ojos. No podrás borrar su nombre, porque quedará anclado en algún rincón de tu mente. El tiempo no cura las heridas, solo te acostumbras a tenerlas encima con el paso de los días. Se hacen parte de ti, y te darás cuenta de que siguen ahí, cuando la vida hurgue de nuevo en ellas.
Muchas veces me ha tocado olvidar a ciertas personas que han pasado por mi vida, personas que han sido un gran apoyo para mí, que creía únicas y que iban a durar para siempre. Mentira, no fue así, y eso nos suele pasar a casi todos, aunque a lo mejor no todos tenemos que olvidar. Pasé por diferentes épocas durante estas ocasiones.
Pensar que la otra persona era lo peor, una forma de mentirme a mí misma, si fuera lo peor, no hubiera sido tan importante para mí, ¿no? Aunque nos hagan daño, sigue siendo esa persona a la que querías tanto.
Pensar que estaba por encima del problema, que no me afectaba, que era demasiado fuerte como para que pudiera hacerlo. Una completa estupidez también, producida por el dolor y la desesperación de no tener a esa persona a tu lado como siempre, derivación de la tristeza que produce ese hecho, un absurdo modo de intentar crear un escudo para evadirte y renegar del dolor provocado por su ausencia.
No sé si con la experiencia, o es que ahora tengo más conciencia, pero las cosas con este tema son de otro color ahora.
El olvidar se consigue con el paso de los días, con ir pasando poco a poco de tus sentimientos, y la mejor manera de pasar de ellos es entretenerse. Sobre todo entretener a nuestra mente, que es la nos suele hacer recordar. Pese a que muchas veces hay conflicto entre “corazón y razón” estos dos extremos están conectados de forma íntima y fuerte. Puede que el corazón haga que nuestra razón también quiera a esa persona, y así hacernos más difícil la cosa, o puede que no, y estar en total conflicto. Si están en conflicto, aprovecharnos del extremo que no quiere querer y empezar a guiarnos únicamente por el. Si no están en conflicto, soportar el dolor con fuerza, con los días se irá debilitando, y si alguna vez nos sentimos sin fuerzas para continuar, agarrarnos a la esperanza de este hecho, para seguir adelante, tarde o con suerte temprano, pasará.
El olvido tiene muchas pegas, puede que esos sentimientos de echar de menos no se borren completamente mientras nosotros creemos que así es y un pequeño roce con esa persona, los despierte de nuevo… Eso indica que hace falta más tiempo del que creíamos y es que nunca se sabe cuando has olvidado completamente a alguien. Solo lo puedes saber al volver a entrar en acción, aunque eso pueda acarrear, volver al dolor…

domingo, 11 de julio de 2010

Mírame.

Miradas. Siempre me había gustado jugar con ellas. Porque veía más allá de lo que mostraban. Son ventanas al alma de muchos. Siempre atenta a lo que me decía ese pequeño gesto, porque las miradas hablaban mediante el silencio, y yo era una de las pocas que se paraba a escucharlo. Y es que podías decir todo sin decir nada… ¿verdad?

Me gustaba su mirada, muchísimo, sus grandes ojos me hacían mucho más fácil la tarea de observar su alma, mucho tiempo estuve escuchando su silencio, y con ello descubrí su forma de ser, las mentiras que me intentaba colar de forma sutil para no preocuparme, cuando estaba triste, cuando estaba contenta y también cuando ocultaba algo que le preocupaba. Tal vez su boca no decía siempre la verdad, pero su mirada para mí era completamente sincera. Por una vez, me perdí en la mirada de alguien, tal vez fuera porque su alma era perfecta, tal vez no. Pero algo tenía, ¿sabéis? Porque me engatusó.

Y resulta mentira, que ahora, tengo que evitar el contacto de nuestras miradas. Que si coinciden no puedo aguantarlo y tengo que bajar la cabeza, aunque algunas veces la bajas tú. Me pregunto que pasaría si te aguantase la mirada…
Ya no me paro a observar la mirada de la gente, perdió el sentido hacerlo, ¿para qué? Ninguna mirada me transmitiría lo que me transmitía la suya, porque ninguna mirada es la suya.

Me pregunto que pasaría si mirara a tus ojos una vez más…