martes, 19 de marzo de 2013

I'm still looking up.

La noche había sido perfecta pero desgraciadamente llegaba su fin. El coche se detuvo y uno de los grandes protagonistas se bajó después de despedirse rumbo hacia su hogar. Habían tardado algo más de lo normal en llegar porque se había confundido con el camino de vuelta, pero no importaba, así habían estado algo más de tiempo juntos. Los demás siguieron su rumbo hacia un nuevo destino: la casa de él.
La madre de ella viró su cuerpo hacia atrás y le preguntó con tono amenazador:

-  ¿Por qué estás tan cerca de mi hija? Aire -. Él suspiro y se rodó un asiento, dejando el del centro vacío. Fue solo durante un momento, en cuanto la madre de ella volvió a su posición anterior, él regreso a su lado. La miró con una sonrisa de cómplice y un brillo malicioso en los ojos.

- No me gusta estar tan lejos de ti -. Y le guiñó un ojo. Ella no se quejó, es más, le devolvió la sonrisa. Había echado de menos la sensación de tenerlo tan cerca. A su lado, a la derecha, como antes; cinco veces a la semana durante dos años, seis horas al día.

La conversación en el auto siguió como si nada, de alguna manera acabaron hablando sobre las numerosas alergias de él y la madre de ella volvió a virar su cuerpo para prestar atención a lo que el chico decía. Cuando este terminó de hablar le gruñó.

-  ¿Por qué vuelves a estar a su lado? -. Él se quedó blanco, algo difícil para lo morena que era su piel, pero así fue. Ella reprimió una gran carcajada. Había sido una tremenda pillada. Él suspiró con derrota, pero no se movió y la madre de ella continuó: - Si sigues así, le terminarás cogiendo alergia también a mi hija.

- Puede ser –, contestó él mientras ella hacia una mueca con la cara – pero prefiero cien años de enfermedad a su lado que uno sin ella.

Ella le volvió a sonreír, encantada con su personalidad. Le conocía perfectamente y sabía que él era así de poeta con las personas a las que quería mucho sin ningún tipo de segundas intenciones. No le incomodada en absoluto, en cambio, le parecía adorable. A ella le encantaba casi todo de él, lo único que la disgustaba era lo duro que era consigo mismo. Él era un chico maravilloso, trabajador, consecuente e inteligente. Pero como le suele pasar a casi todas las personas, no se veía con claridad. Algunas de las mayores virtudes que poseía las veía como defectos. El sacrificio con el que se dedicaba a los estudios, por ejemplo, según él le restaba tiempo para disfrutar de la vida. Ella no lo veía así. Sí, le restaba tiempo, pero sería solo durante unos cuantos años, luego tendría el camino más libre que los demás y podría disfrutar de muchísimos más años que los que había invertido. Y esa fuerza de voluntad que demostraba al ser capaz de lograr los altos resultados académicos por los que luchaba cada día le decían otras cosas. Hablaban muy bien de la capacidad que tenía para dar todo de sí por sus sueños. Él tenía un corazón de oro, sería capaz de dar todo su ser por las personas que amaba. Y eso era admirable. La chica que conquistara su corazón tendría la mayor suerte del mundo.

Ella, perdida en sus cavilaciones, casi no se había dado cuenta de que habían llegado ya a la casa de él. Él se despidió con un beso en la mejilla y un deseo de buenas noches. Ella, una vez más le dedicó una sonrisa y se río cuando él dio las gracias por haberle traído. Era tan jodidamente educado y caballero aunque no hiciera falta. Se merecía tanto y aún así era tan agradecido.

El coche volvió a ponerse en marcha y ella volvió también a sus pensamientos mientras miraba por la ventanilla sin ver realmente lo que había al otro lado. Seguía pensando en él… En él y en ella. Si había algo que se le daba bien a ella era observar su alrededor y ser sincera consigo misma. Pensó en su relación, en lo diferentes y a la vez parecidos que eran, en cómo sus personalidades combinaban y en cómo habían construido la buena relación de amistad que tenían. Ella era pasota, pero tenía buena memoria; él era atento pero un completo despistado. Ella con poco hacía bastante, pero no hacía nada; a él le costaba más, pero se esforzaba consiguiendo así mucho. Ella era dura, seca, algunas veces antipática; él era sarcástico, encantador y sabía cómo llegarle al corazón.

Ella sabía que él era algo muy importante en su vida. Sabía que él lo sabía aunque ella no se lo dijera con palabras. Quizá ese entendimiento silencioso era lo que hacía posible que todo funcionara como la seda. Quizá él supiera interpretar lo que ella no era capaz de decir. O quizá él estuviera loco y le bastara con creer en su querer para que todo fuera bien con ella.

Ella no quiso seguir profundizando sus pensamientos. No sabía qué era  lo que le daba la chispa que hacía que su relación funcionase y perdurase a pesar de la distancia, de los pocos momentos que podía pasar con él… Pero ella había aprendido a disfrutar de lo que le daba la vida por el tiempo que fuera, y mientras existiera una cosa, una mínima cosa, todo estaría bien. Mientras él y ella estuvieran juntos y formaran un ellos, todo sería perfecto.

jueves, 31 de enero de 2013

Sonrío, me tengo a mí.

Dicen por ahí que la vida nos moldea. Que lo que nos ocurre a los largo de los días, meses y años nos hacer se lo que somos. La mayoría se deja hacer a sí mismo un fruto de sus circunstancias sin razonar que lo que nos define en realidad son nuestras decisiones. Da igual lo que te haya ocurrido, lo que te ocurre ahora o lo que te ocurrirá en el futuro. Tú eres quien elegirá ser lo que eres.

Termina siendo lo que te ha ocurrido y solo caminarás de aquí para allá arrastrando los pies, con los hombros caídos de tanto peso que llevas a tu espalda. Es mejor pararse un rato a pensar y aceptar lo que ha pasado que cargar lo innecesario, y si vas a llevarte una mochila para el camino escoge solo lo bueno: lo que has aprendido.

domingo, 16 de septiembre de 2012

No me he olvidado psicologa, no lo he hecho

Buenas tardes señoras y señores.
Son las 18:40 en Barcelona, las 17:40 en Canarias.
Si encendéis las noticias veréis como todo lo que explican son cosas malas: Manifestaciones, vagas, atentados, explosiones, reivindicaciones, etc.
Pero yo no estoy aquí para explicaros nada de eso, no. Estoy aquí para escribir una noticia, una columna como si fuera un diario, de una cosa que me pasó hace unos años...

Hace unos años empecé un metroflog: amayanightraingirl o algo así y por casualidades de la vida, conocí a una persona que compartía ciertos gustos conmigo y con la que, casualmente, podía pasarme horas y horas conversando con ella sin que apenas notará como el tiempo pasaba. Eso fue hace unos 5-6 años - no me acuerdo exactamente porque soy de esas personas olvidadizas en cuanto a fechas, y esa persona lo sabe, así que lo entenderá-. Pasaron los meses y esta persona y yo nos sentíamos cada vez más cerca la una de la otra, cada día hablábamos, nos contábamos como había ido el día, y nos explicábamos nuestros problemas. Nos ayudábamos mutuamente e incluso nos ayudamos hasta el punto de que no podíamos vivir la una sin la otra...Todo parecía un cuento de hadas, pero entonces ocurrió algo a los dos años de conocerse.  Mis amigos se empezaron a mofar, a reírse, de que tuviera una amistad por Internet, y mis amigos se enfadaron conmigo, se molestaron porque decían que parecía que me importara una persona que no conocía de nada - o eso decían-. En ese momento, yo, que tenía 15 años me sentí indefensa y no quería perder ni a mis amigos cercanos ni mucho menos a una amiga como tenía, para nada quería eso. ¿Qué que hice? Se lo expliqué a esta persona y ella me dijo lo mejor que jamás nadie me pudo decir: "Haz lo que te diga el corazón, ¿Quieres dejar de hablarme por ellos? Hazlo ¿No quieres? No lo hagas" Y me llegó. Y fue estúpida porque hice algo de lo cual me arrepiento aunque no me guste arrepentirme de las acciones que tomo: Me alejé de ella, quizá no voluntariamente, quizá estaba creciendo y pasar tiempo en el ordenador no era lo que me atraía, pero el caso es, que me alejé. Y aunque yo siempre diga: "La vida no esta hecha para arrepentirse", me arrepiento. Es de lo único que me arrepiento. De haberme alejado en ese momento, aunque ni quisiera hacerlo. 

A día 16 de setiembre de 2012, ya hace - como ya he dicho- entre 5 y 6 años desde que esta amistad empezó, aunque los últimos meses no hayan sido como los primeros, siguen siendo tan especiales como aquellas noches de los viernes donde nos quedábamos hablando hasta vete a saber que horas. 

¿Qué porque estoy aquí? Porque llevo todo el fin de semana fuera y no he podido felicitarte, ni por whatsapp, ni por fb, ni por nada y me odio por ello. He estado todo el día pensando en qué podía hacerte para felicitarte, pero no podía pensar en nada más que esto. Un simple texto para expresar lo mucho que te quiero, que te aprecio y lo que no podría hacer si no te tuviera a mi lado, es decir, nada.

Te quiero hasta el último ápice de tu cuerpo, hasta la última uña de tu dedo del pie, hasta el último cabello, hasta el infinito ida y vuelta.
Muchisimas felicidades Psicologa, que sepas que en cuanto acabe la universidad en junio/julio, pienso escaparme para allí, te lo digo muy muy en serio.


P.D: Hoy me instalo el messenger. Quiero retomar las buenas costumbres <3 p="p">

sábado, 4 de agosto de 2012

Si no luchas, estás perdido.

Esto te lo dije cuando cumpliste los dieciséis: “Son tantísimas cosas que me unen a ti, desde nuestro pique “SFDK vs Porta” jugar al “Quien es quien” por los subnick del msn, a que me convirtiera en tu tonta del culo (me cago en las placas tectónicas un rato) Que nunca las podré olvidar. Te adoro Meritxell, de aquí a la eternidad, comprobado científicamente, como a nosotras nos gusta”.

Esto te lo dije cuando cumpliste los diecisiete: “Yo seguiré teniendo ese no se qué que siempre hará que te caiga bien y tú siempre tendrás ese no sé sabe, que hace salir mi no sé qué y crea el no sé cuánto que no se sabe cuándo salió pero termina haciendo que nos sigamos queriendo a lo largo del tiempo. Sigue siendo así, por favor, como eres tú, desaparece cuanto quieras, siempre terminaras volviendo y yo seguiré estando y deseando pasar un ratito contigo, saber alguna bobería de tu vida, cómo te van las cosas, que me digas palabras de tus idiomas raros y particulares, ver que te esfuerzas, que sueñas, que vives, que sonríes, que sigues así de guapa como en las fotos, que cada vez estas más cerca de los dieciocho, de la libertad y de nuestro abrazo.
Sigue luchando, por ti, y cuando no te queden fuerzas, lucha por mí. Pero creo que no te quedarás sin fuerzas nunca, lo sabes, tienes mucha voluntad y de verdad deseas alcanzar tus metas, sabrás superar los obstáculos que ya tienes y si necesitas una manita, aquí tienes dos bien dispuestas”.

Esto te lo digo el día de tus dieciocho:

Si me hubieran dicho con trece años que conocería alguien por Internet, a través de un metroflog y que esa persona sería la que daría en el clavo al ser la primera en llamarme “psicóloga” me reiría. ¿Quién era yo con esa edad? Una completa niña, eso seguro. ¿Y quién eras tú? Increíblemente te conocí cuando eras algo negativa, rayada y una loca, pero eso es pasado. La pregunta importante es: ¿Quién eres tú hoy?
Sigues siendo una loca, pero es una locura permitida por la sanidad pública. Eres una chica alta (no más que yo), con una sonrisa increíble (mi favorita), que se ha teñido el pelo varias veces, que cree que se pueden alcanzar los sueños que se propone uno mientras luche por ellos, positiva, risueña, dicen que preciosa sin necesidad de maquillaje, alguien que hace el Bachiller de Ciencias y termina en una carrera de idiomas, una buena amiga que siempre está cuando se la necesita, alguien en quien poder confiar y la única que puede calmarme con una simple conversación.
Nunca podría describirte a la perfección, pero supongo que es una buena introducción. Llevamos años juntas, es más, somos amigas de toda la vida. Te quiero y me quieres. Te apoyo y me apoyas. Estoy para ti y estás para mí. El único fallo en esta historia son los numerosos kilómetros que no separan y los abrazos que nunca nos hemos dado, pero si con el tiempo seguimos unidas pese a la distancia, ese sueño se cumplirá algún día, lo sé. Y ese día, bueno, ya sabes, media hora de abrazo sin separarnos y luego gastar una tarjeta de memoria de dos gb en fotos juntas. Fliparás con la capacidad que tengo para deformar mi cara, lo sé. Y también sé que cuando te vea será uno de los momentos más felices de mi vida. Lo de que lo bueno se hace esperar es una realidad aquí, eh.

Has seguido siendo tú y lo único en lo que has cambiado ha sido para mejorar, me encanta tu forma de ser, es refrescante ver que no soy la única que se anima a sí misma porque sabe que todo se puede lograr con tiempo y esfuerzo.

Creo que es demasiado dulce el hecho de mirar atrás y ver que esa chica que me importa tanto ha conseguido al fin sus sueños en el presente que comparte contigo. “La prueba que llegar aquí y ser tu mismo es posible”. Y estoy muy orgullosa de ello.
Espero que disfrutes en el viaje y me cuentes muchísimas cosas, espero que te vaya bien en la Universidad y me sigas enseñando distintas formas de decir “Te quiero”. Espero que sigas teniendo sueños y que los cumplas.

Espero el día en que nos veamos, sorprenderte, correr hacia ti como una desquiciada a la que se le va la vida en ello, abrazarte fuerte como si te fuera a romper los huesos del entusiasmo, saber cómo hueles, sentir tu piel, ver tu sonrisa en directo, aprenderme el sonido de tu voz de memoria, conocer tus expresiones, reírme de tu acento, bromear contigo, coger tu mano y ver cómo estarán pintadas tus uñas, meterme contigo, ver tu forma de caminar, pellizcarte para saber si eres de verdad, descubrir si tienes cosquillas (en tal caso, proceder a una tortura china), quedarme mirándote para grabar tus rasgos, hacerte reír y lo más importante, decirte que te quiero, o mejor aún, t’estimo molstíssim.

Feliz cumpleaños realista. Seguiré aquí para el siguiente cumpleaños, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente… Por no perder costumbre, no por otra cosa.

martes, 19 de junio de 2012

"Tu amor es malo para mi salud".

Como los medicamentos, existen relaciones amorosas contraindicadas. Algunas personas se embarcan, muchas veces sin saberlo, con parejas que van a darles más que quebraderos de cabeza. Son los amores tóxicos, estilos afectivos que se establecen con personas con rasgos de personalidad que generan en el otro mucho padecimiento y alteraciones psicológicas.

"Las personas con trastornos de la personalidad también se enamoran, se casan y tienen hijos o amantes", dice Walter Riso, psicólogo clínico experto en relaciones amorosas. Nadie lleva un cartel en la frente indicándolo y quien se enreda con ellos se arriesga, sin saberlo, a las consecuencias. Existen muchas personas con rasgos de personalidad marcados sin llegar al extremo de la patología y que suelen dispararse en situaciones críticas o estresantes. "Una personalidad paranoide es desconfiada y cree que todo el mundo le va a hacer daño. Cuando una posible pareja le pregunta en qué trabaja o cuánto gana se le dispara el guión de desconfianza y desaparece", añade Riso.

El calvario amoroso de Lola (prefiere no identificarse), ahora con 47 años, comenzó en plena adolescencia. A los 19 años, con la carrera de Medicina en mente y un buen dominio del francés, la emplearon en una entidad financiera barcelonesa. Un directivo, amigo de sus padres, también hizo de puente. A su novio se le atragantaron tantos éxitos y, celoso, la martirizó hasta que la abandonó. "Fue un respiro", dice Lola. Aún no sabe que en esa oficina iba a protagonizar su propio culebrón venezolano. Al cabo de un tiempo, ese directivo (pongamos Pedro) "me propuso convertirme en su amante". Lola se lo piensa mucho, hasta que un mal día, acepta.

"Era un conquistador y un posesivo, le gustaba coleccionar antigüedades para tenerlas sólo él", cuenta Lola. Aún ignora qué le enamoró. Parecía siempre atento, "pero en el fondo siempre quería ganar en todo y pasaba por encima de los demás para conseguirlo". O daba una imagen de rectitud: "Un día arrambló con un objeto de una ermita", dice Lola. Años más tarde, Pedro se separó de su mujer y Lola pasó a ser la oficial. Su relación empeoró. "Me sentía secuestrada, me hacía el vacío y hasta en las decisiones domésticas pasé a un segundo plano, porque sólo tenía en cuenta las opiniones de una amiga suya que nos invadió la casa. Él también ejercía el poder en la empresa para rodearse de una cohorte de mujeres. Mi autoestima cayó, no sabía cuál era mi papel en la relación y, cuando me quejé de su comportamiento, me trató de loca, me deprimí y empecé a tomar pastillas". Al final, Lola estalló y decidió acabar con la relación. Pero él la reemplazó rápidamente liándose con otra empleada. Para evitar más dolor, Lola decidió pagar un alto precio: perder su seguridad económica y estatus conseguido en la empresa tras 20 años. "Estaba en juego mi salud".

Los psicólogos consideran que cada vez es más frecuente encontrarse dentro de este tipo de relaciones problemáticas, que en algunos casos pueden llegar a ser muy peligrosas. ¿Por qué nos equivocamos tanto al escoger pareja? ¿Por qué nos resignamos a relaciones dolorosas? ¿Por qué nos enganchamos a estas relaciones y no sabemos salir de ellas? ¿Podemos reconocerlas antes de involucrarnos? "El estilo afectivo es una manera de amar específica que depende de cómo te ves a ti mismo y a los otros. En un gran porcentaje, el estilo afectivo se aprende; pero cuando el estilo se asienta durante muchos años se autoalimenta y perpetúa", dice Walter Riso.

Para la psicóloga y psicoterapeuta Montserrat Fornós, las relaciones tóxicas se crean desde unas condiciones vinculares de mutua dependencia y circularidad, llenas de alianzas inconscientes, donde hay un estado mental y emocional de expectativa de un individuo sobre el otro y viceversa y que llega a convertirse en indispensable al mismo tiempo que insoportable.

Algunas personas parecen enredarse continuamente en relaciones difíciles. Lo sabe Mei, de 50 años. El primer novio, a los 15 años, era muy agresivo. "Estuve asfixiada hasta que lo dejé, a los 19, cuando entré al mundo laboral", cuenta. A los seis meses de relación, el padre de su hija la empezó a pegar; ella consiguió dejar la droga; él no. "Era encantador, pero no en casa. Creo que me atrajo su capacidad de maltrato, porque mis padres se maltrataban verbalmente", dice Mei. Lo echó. La siguiente pareja fue muy tranquila y gratificante: "Vi que yo era la que estaba bien y se me fue el sentimiento de culpa". Dice que la terapia le ayudó a ser consciente de su situación y ahora va "con la antena puesta", añade. "Ayudar al sujeto a descubrir cuáles son estas alianzas es el paso primordial en psicoterapia para comenzar a abrir estos circuitos tóxicos y evitar su retroalimentación", sostiene Montserrat Fornós.

Entre los hombres también se encuentran damnificados amorosos. Luis, un autor en la cuarentena, salió por pies de "un intento" de relación que ahora considera extraña. "Creo que ella era una mujer histriónica que también vivía una eterna adolescencia. Era para volverte loco: aunque había echado a su ex porque decía que la maltrataba, no paraba de llorar por él; luego decía que estaba enamorada de otro hombre que todavía no le hacía caso, según ella; y a mí me dijo que sí y luego dudaba. Yo me apartaba, ella montaba un teatro para que volviera". El vaso se colmó cuando al chico del cual estuvo enamorada le buscó piso enfrente de su puerta, "sin tener en cuenta mis sentimientos".

"Si estar con alguien implica la destrucción del yo, entonces mejor estar solo", dice Walter Riso, que publicará próximamente el libro Amores altamente peligrosos (Planeta / Zenith), en el que recoge 10 estilos afectivos de cuyos propietarios es mejor no enamorarse porque pueden ser altamente lesivos y peligrosos para el bienestar emocional. Una relación con un trastorno límite de personalidad tiene el peor de los pronósticos. Estas personas no saben quiénes son, ni lo que quieren, "tienen una sensación de vacío infinito y se pueden presentar de múltiples formas", señala Walter Riso. Los limítrofes son personas caóticas, que lo mismo te aman como al minuto siguiente te odian. Encima, pueden ser atractivas y tienen una energía que puede convertirlos en un imán para incautos.

Alguien con rasgos paranoides, en cambio, desconfía de todo, incluso de su pareja; el histriónico quiere ser el centro y no concibe, por ejemplo, que el otro se lo pueda pasar bien sin él; el antisocial es violento; el pasivo-agresivo necesita al mismo tiempo una pareja autoritaria y sentirse libre de control, mientras que el narcisista-egocéntrico, que puede ser un triunfador en el mundo de la empresa, suele decir a su pareja: "¡Qué suerte tienes de estar conmigo!" y se muestra con ella indiferente y arrogante.

Según la psiquiatra Iris Luna, aumentan los indicadores del narcisismo porque en la cultura posmoderna la lucha por el poder, por el prestigio, la posición como valores sociales, la competitividad, hace que ciertas personas vayan adquiriendo la necesidad de grandiosidad, de buscar siempre ser el mejor. "Una multinacional no buscará un directivo obsesivo, lento en sus decisiones, y sí a un narcisista, que pasa por encima de todo el mundo", dice Luna.

En opinión de la antropóloga y escritora Déborah Puig-Pey, ha aumentado el desajuste entre el ideal de pareja y la realidad. "La educación sentimental se basa en un modelo romántico, contradictorio con otros modos de pensar la vida social. La relación de pareja es también una relación social, se sigue esperando de ella reciprocidad, sentido, duración, gratuidad. Sin embargo, estas características, que no se esperan del mundo del trabajo o de la política, en la pareja quedan aisladas fuera de contexto, y parecen heredar los mecanismos contrarios: se desarrollan como relaciones de dominio en privado". Estos enlaces tóxicos se producen "porque son un espejo de todo lo que hemos aprendido de nosotros mismos a través de nuestras relaciones humanas", añade Puig-Pey.

A pesar de los cambios sociales que se han producido en los últimos años, entre ellos los matrimonios entre personas del mismo sexo o la tendencia hacia una sociedad erotizada, "continúa existiendo un ideal de pareja estable y la exigencia de fidelidad sexual ligada a la fidelidad amorosa sigue siendo igual de fuerte", dice Gerardo Meil, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid.

Uno de los problemas en el mundo del amor, sigue la antropóloga, es que se ha caricaturizado el ideal electivo o el derecho a elegir libremente la pareja, incrementándose las razones de mercado: "La relación es más tóxica si la pareja se ha formado por una cuestión de prestigio (el dinero, el estatus, el físico) porque es una relación sometida a elementos altamente variables, consumibles e incontrolables".

Elena Crespi, psicóloga del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja, cree que "vivimos en una sociedad en la que el hecho de tener celos significa que tu pareja te quiere, cuando es todo lo contrario, que hay inseguridad". Los medios de comunicación muestran relaciones de pareja perfectas, que no existen en la vida real. Cuando una persona tiene más o menos claro qué espera de una relación de pareja y sabe lo que puede ofrecer es más fácil encontrar la persona adecuada, concluye.

Joan Carles Ambrojo - 13 ABR 2008

sábado, 9 de junio de 2012

Supéralo.

Soy de esas que prefieren dejar el pasado donde está: atrás. Recordarlo de vez en cuando, observar los cambios, dejarme zambullir en los dulces recuerdos y sobre todo aprender de los malos. Eso sí, nunca, por nada del mundo, intentar de nuevo vivir en él porque “era mejor”. Así que me jode muchísimo cuando los fantasmas que dejé en un ayer intentar continuar en mi presente sin ouija de por medio.
En serio, qué manía más mala, nada peor que un acoso gratuito. Me intentas hacer formas parte de algo a lo que ya no pertenezco en absoluto. Necesitas continuar con tu vida, llenarte de ella y dejar la mía en paz, de verdad.  
Y lo peor, solo se me ocurren remedios para espantar a vampiros, no a fantasmas, Google, querido, ven a mí.

sábado, 26 de mayo de 2012

Perdona si digo que quiero seguir siendo lo de ayer.

- Yo te prometo un para siempre, ¿tú me lo prometes?
- Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos..
- Bueno, aunque te odie, si me necesitas iré.
- No creo...si me odias no me querrás ver.
- Pues cierro los ojos...
- No me querrás oír.
- Pues no te dejaré hablar...
- ¿Entonces?
- Te abrazaré y te diré...¿Te acuerdas de aquel día que te prometí un para siempre? Lo decía en serio.

lunes, 21 de mayo de 2012

El tiempo, mal aliado.

Y me pregunto entonces, si una persona podrá ser especial realmente para nosotros... O somos nosotros los que queremos que nos hagan sentir diferentes.

viernes, 18 de mayo de 2012

Estás entre los astros.

Nunca jamás me sentí tan pequeño como el día que ocupé tus sueños,
Esos de los ojos abiertos cuando el mundo estaba durmiendo
Cuando el sol no quería salir porque había pasado la noche sin ti
Infinita ingenuidad, de tan grande es demencial.
No detecto una señal, nunca encontraré un lugar donde al fin me entienda
Siguiendo la estela que deja el cometa que va donde digan tus labios…
Así me perdí en tu universo, de noches fugaces y días extraños.
No volveré a hacerlo más, no he encontrado respuestas
Y si no regreso jamás y este ruido no cesa
Mundos que van a estallar, si mi vida está opuesta
Y yo ya no puedo hacer más, si este mar siempre resta.

Llegamos a ese punto de la vida en que las canciones no tienen destinatario. Donde los suspiros terminaron por ser silenciados y solo queda el eco de tus palabras retumbando.
El tiempo va caminando y siempre será imposible de alcanzar. Como uno mismo.
Tal vez sean solo sueños, tal vez sean noches donde no duermo, tal vez sean metas que nos alejan, pero mañana todo será diferente.
Llega el momento de ser individual, de buscar un destino, una salida, un futuro… de encontrar nuestra vida.  
Te llevaré conmigo a todos lados, soñando con el tacto de tus manos. Y también con tu sonrisa, pero no hay prisa por volverte a ver, aún mi corazón bombea sangre que tengo que aprovechar con cada intento de llegar a ser quien soy. Y hoy… tan solo recordar que vivir un día más significa tener uno menos.
Así que ha disfrutar, chico de los ojos verdes. 

Esto va para ti, Fran. 

sábado, 28 de abril de 2012

No quise hacerte preguntas el día que te tenía más cerca que nunca.

De pronto sintió algo tras ella, y no necesitó volverse para saber que él estaba echado a su lado. Incluso sintió su brazo rodeándole la cintura. No lo notaba como algo corpóreo, sino como una cosa parecida al roce de la brisa, a la calidez de un rayo de sol, a la frescura de un día de lluvia. Sin embargo, la reconfortó infinitamente. Suspiró y se acurrucó junto a él. No podía tocarlo, pero podía sentirlo y toda su alma respondía ante aquella presencia. 

— No me dejes sola — suplicó en un susurro —. No me dejes nunca.

— Nunca — prometió, y su voz sonó muy cerca del oído de ella, en lo más hondo de su mente y en lo más profundo de su corazón.

sábado, 7 de abril de 2012

Resiste, tenemos la mente atrofiada.

¿Sabes lo que pasaba en Pokemon cuando uno estaba confuso? Se hería a sí mismo. Aquí, en la vida real, es igual. Tienes que pararte a pensar y a reflexionar para poder así decidir lo que creas que es más acertado. Vamos a ciegas y nunca sabemos dónde estará el camino perfecto para no equivocarnos. Pero así es la realidad y así evolucionamos, un error enseña más que un acierto y las cicatrices están llenas de recuerdos.
Un hombre demasiado responsable se ahoga con su rutina repleta de monotomía y seguridad, una mujer miedosa obstaculiza sus propios deseos. Alrededor nuestro hablan tanto de lo que es o no es correcto, ¿y quién tendrá la razón en todo esto? No lo sé.
La ciencia es un claro ejemplo, durante siglos van descubriendo nuevas leyes y conocimientos hasta que un día lo imposible se vuelve en posible y cambia al mundo entero. Pasamos de ser un planeta cuadrado a uno redondo. De ser el centro del universo y que todo gire a nuestro alrededor a ser unas completas hormigas en él y en su movimiento. Y mañana seguramente habrá algo increíble que volverá a ponerlo todo patas arriba.
Es ley de vida, y la verdad aquí es relativa porque hay millones de individuos. Seamos sinceros y asumamos que no somos perfectos, que podemos equivocarnos y no seremos un monstruo por eso, sino un seres humanos. Perseguimos metas y sueños. Defendemos ideologías e ideales. No miramos a los ojos y nos creemos superiores. Creemos que nuestro fin es la felicidad, cuando solo tenemos uno: morir.

Deberíamos replanteárnoslo todo y tener una mente abierta, el cambio de mentalidad no es hipocresía si tiene base y fundamentos. Nunca se podrá estar de acuerdo al cien por cien con el resto, pero pese a ello tenemos que tener respeto. Tú eres una persona con tus convicciones como ellos.

sábado, 25 de febrero de 2012

Sí se puede.

No es que amar antes fuera más sencillo, es que no había riesgo ni peligro. Ahora para ello hay un miedo y un precio, nos volvemos más frágiles con el paso del tiempo. ¿Quién no está cansado de caerse? Evitamos el daño a toda costa perdiéndonos muchas cosas.
¿Quién está dispuesto a regalar su corazón? ¿Un pobre infeliz o un valiente?  Todo se resume en si acierta o fracasa, y la probabilidad de éxito en este mundo inconformista es escasa. 

Yo me rijo por un único principio: "Podéis tomarme por loco, el día que no ame demasiado, amaré demasiado poco".

Aún queda mucho por vivir. 

sábado, 18 de febrero de 2012

NS.

La noche es oscura y silenciosa, solo las estrellas están de testigo. Estás en la ventana, mirando a tu alrededor sin poder distinguir completamente nada. Coges la cajetilla de tu bolsillo y de ella extraes un cigarrillo. Después sacas el mechero, en ese momento estás expectante por esa dosis de nicotina que vas a obtener, yo lo sé, esa droga te destruye, y a la vez te encanta, ¿cuántas veces habrás tenido una relación similar en tu vida? ¿Y quién no ha tenido algo así?
Enciendes el fuego, esa chispa que sale es como tu ingenio, solo tienes que prenderlo para que ilumine. Tienes la capacidad para ello en cualquier momento, como un chasquido de dedos.
Empiezas a fumar, y te encuentro en todo el proceso. Algunas veces eres el humor que absorbes, te encierras dentro de ti, pudriéndote a ti misma hasta los pulmones. Otras eres el humo que expulsas, liberando tu alma al exterior y dejando tu olor en el aire, contagiando a los demás, a mí.
Finalmente todos tus gestos acaban consumiéndote y terminas apagándote contra la pared. Pero es una situación momentánea, estás fuera de circulación hasta que te vuelvas a encender por tu propio esfuerzo y yo mientras te espero entre las sombras. Porque aunque el olor del tabaco es vomitivo, tú eres sumamente dulce para mí.

Ni tan clara, ni tan oscura. Ni día, ni noche. Yo prefiero el punto medio de todo, ¿recuerdas? NidMed.

sábado, 21 de enero de 2012

Ella.

Dar con ella fue como cuando te van a hacer un truco de cartas y te dicen que escojas una, solo una, de entre una baraja entera: puro azar.
Atraía, como un imán, por su vitalidad y su soltura. No habían amarguras en su fachada, parecía como si no hubiera más de lo que podían llegar a ver tus ojos. Hasta ahí se quedaba la mayoría, yo fui más allá. Conocerla no fue cosa ni de un día, ni de una semana, ni de un mes, no, no. Fueron muchos meses hasta que por fin encontré la ventana delantera de su casa abierta, es decir, sus ojos. No era tonta, sabía que ella lo había hecho a propósito, así que sin pensármelo dos veces me colé dentro, por si se arrepentía. Pobre de mí si esperaba llegar a todas las partes de su ser desde allí, ella no era tan fácil, y a decir verdad, eso es lo que me gustaba. La ventana daba a una habitación con una única puerta, que, por supuesto, estaba cerrada. Entonces me dediqué a observar el cuarto, puse empeño y terminé memorizándolo todo. Llegué incluso hasta a hacerlo como algo mío. No era raro, era muy semejante a mí misma.
Lo aprendí todo: sus expresiones faciales, su forma de hablar (aunque cada dos por tres siempre añadía algo nuevo a su vocabulario), los diferentes tipos de besos, sus comidas favoritas, sus sueños…
Sin darme cuenta, un día, después de mucho tiempo, la puerta se abrió sola, y curiosa, cómo no, me adentré a la siguiente habitación. Esta era espeluznante, oscura y lúgubre. 

Mi cerebro tardó bastante en deducir donde me hallaba: en sus miedos.
Con la oscuridad apenas veía, pero en el fondo del cuarto me encontré a una niña que escondía su rostro entre sus rodillas mientras sus brazos las mantenían con fuerza juntas. Lloraba, no paraba de llorar, mientras murmuraba en voz baja recuerdos, sus recuerdos. Me senté a su lado y empecé a susurrarle palabras cálidas, intentando tranquilizarla. Sus lágrimas me destrozaban, y más el no poder secarlas. Al principio la niña parecía no oírme, pero al rato su llanto se convirtió en sollozos. Le pasé la mano por el pelo algo rizado, era tan pequeña… No pude contenerme y la abracé contra mí, muy fuerte. Estaba fría, congelada. Ella levantó su carita y me miró, de nuevo esa mirada que yo conocía tan bien… y todo se volvió negro.
Cuando abrí de nuevo mis ojos no sabía donde me encontraba, era una estancia algo oscura, pero de algún lugar proveía una luz azulada. Centré la vista queriendo saber mi localización y me quedé de piedra, todo a mi alrededor era de cristal. Estaba en un pasillo muy largo, pero este al final desembocaba en tres salidas. Caminé hasta esa intersección, y me llevé una tremenda sorpresa. Cada nuevo pasillo daba a nuevas salidas y así sucesivamente.
Me encontraba en un laberinto de cristal. Renaudé mi paso intentando encontrar la salida final, pero no llegaba hasta ella. Cada vez que pensaba que lo había conseguido un muro de cristal aparecía ante mí, como burlándose de mis intentos. Cansada, divagué sin rumbo fijo, sin importarme hacia donde iba... hasta que llegué al sitio de donde provenía la luz azulada.
Era un corazón, de donde venía la luz era un corazón. Un corazón enorme de cristal.
Un corazón frágil de cristal.
Era sumamente bello, lo más excepcional que había visto en la vida. Temía acariciarlo por si se rompía, era tan fácil desquebrajarlo…
Y ahí me quedé, no sé durante cuanto tiempo, mirándolo, embobada, cautivada, como quieras decirlo, pero en ese lugar.
Caí en un sueño profundo lleno de mundos mágicos. Y me encontré a mí misma delante de un espejo, mirando mi reflejo. La superficie del espejo comenzó a ondularse, y de él salió la niña del cuarto oscuro, pero esta vez no lloraba, sonreía de oreja a oreja. Me miró y me dijo: “Ya es hora de que tú vuelvas a tu casa y yo a la mía”, y con la misma me empujó de lleno hacia el espejo. Este me absorbió y de nuevo estaba en mi cuerpo, mirándola a ella. A la verdadera ella, con un mar de dudas en mi cabeza.
¿Qué demonios había sido eso?
Le estuve dando unas cuantas vueltas, pero terminé por comprenderlo, yo había estado dentro de ella, y ella dentro de mí. Nunca conecté tanto con alguien y todavía no me ha vuelto pasar algo así. Fue único y perfecto. Como estar en sintonía con el universo.
Así fue como nuestras vidas llegaron a sincronizar de manera inigualable. Nada era forzado, la coincidencia salía sola y le sacábamos todo el jugo que podíamos.
Por culpa de algunos sucesos, mi camino se separó del de ella en algunas ocasiones, nos extrañamos, pero fue necesario. Muchas veces mi almohada no era capaz de atraparme en su seducción y terminaba apoyada en la columna de mi habitación en tristes noches de melancolía, recordando su corazón de cristal y su belleza, que aún me cautivaban.
Cuando nuestros caminos volvieron a juntarse me dediqué a buscar cambios en ella para poder quitármela de la cabeza, había conseguido quitar las vendas de mis ojos y quería saber si mis recuerdos tan solo eran una ilusión.
No lo fueron y me vi en la misma situación: amándola, pero en esta ocasión fue sin desesperación. La quise con suavidad, dándole libertad plena, que mientras sus ojos me siguieran contando el mismo cuento de princesas, yo seguiría estando ahí para ella.
Llegó un nuevo año y yo seguía igual, más fuerte, más tranquila, más sencilla. Pero los ojos de ella empezaron a oscurecerse lentamente. Yo lo veía, pero pensaba que sería tan solo una época. Intenté ayudar en lo que pude, pero no fue suficiente, nunca fui suficiente. Sus ojos dejaron de mostrar belleza a ser solo pura tristeza, el cristal se volvió frío. Me quemaban, a veces conseguía derretir ese hielo con mi magia y el recuerdo de nuestro cuento fantasioso, pero era inútil, no tenía suficiente fuerza y me rendí. No puedes ayudar a alguien que necesita hundirse por sí solo. Tiene que llegar al fondo para poder decidir que eso no es lo que desea. La dejé, con plegarias de volver a ver algún día a la niña y no a la muñeca de trapo. Y así fue, tras unos meses en los que viví en un silencioso anonimato. La niña volvía en ella y en mí la dulce satisfacción de quien ve un pájaro volar libre después de mucho tiempo cautivo.
Hay ciertas cosas de esta vida que no puedo olvidar, y entre ellas está su sonrisa y sus lágrimas. Tan dulce y tan amargas que son capaces de conmoverme en mis momentos de insomnio. Y ella viene, y me pide escribir, y yo solo puedo concedérselo. 

Porque no es cualquiera, es ella.

lunes, 16 de enero de 2012

16+11

Toca mirar el faaacebook.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Un sitio en la cima con los mejores.

La noche se abre paso en la ciudad antes de tiempo, las calles se llenan de gente andando con abrigos viejos. Cada uno con su propio destino, algunos lo comparten dándose la mano, otros caminan para alcanzarlo sin levantar la vista del suelo para no distraerse con el entorno.
Prisas en las aceras y en el asfalto, y la preocupación de llegar tarde encima. Al final las cosas te salen bien, llegas tarde, pero con quien quedas se retrasa aún más lo que te provoca una sonrisa. No se dan excusas ni se piden, todavía queda mucho por delante y eso es lo único que verdaderamente importa. Recuerdos te invaden, nostalgia y felicidad entremezcladas, dando paso a la melancolía dulce que permanece en el resto de la velada.
Una multitud convocada en un pequeño lugar, apretujada esperando expectante a que empiece lo que cada uno quiere ver. Algunos solo quieren ver al último, yo sé de uno que solo quería oír a los penúltimos y dudo que alguien quisiera ver a los primeros…
Risas y bromas se hacen para notar menos la lentitud de los minutos, es la segunda vez, pero como si fuera la primera, vives la misma emoción, la misma ilusión, solo que falta algo y sabes lo que es.
Todos desprevenidos cuando el momento llega, te vuelve a envolver la fuerza y la adrenalina por tus venas, lo vives, no puedes evitar hacerlo, y todo vuelve a ser perfecto, aún siendo diferente, es perfecto.
Es un reflejo, ¿no? Las cosas pueden cambiar, puedes estar en un sitio diferente con gente distinta, pero sigues viviendo, y siempre habrán nuevas oportunidades de ser feliz.
La lluvia cae con fuerza, la percibes de fondo y le da una imagen aún más bella a lo que experimentas, convirtiéndolo en un idílico recuerdo.
Similitudes contradictorias por todas partes, juventud y vejez, amor y odio, felicidad y tristeza, amigos y enemigos, madurez y falta de experiencia, todo y nada alrededor.
Y la voragine tiene sentido, al menos para ti.
Sé que estuviste allí, en primera fila y dándolo todo, como siempre. Sin nada malo dentro, ¿para qué?
Solo éramos la noche y nosotros, ella ponía el frío y el silencio, nosotros el ruido y el calor de nuestro grito.

Podría pasarme toda una noche lluviosa hablándote.