martes, 7 de diciembre de 2010

Esta vez no volveré a perderte una vez más.

“¿Qué es lo que te da ella?”
¿Cuántas veces me han preguntado eso? ¿Cuántas veces me lo pregunté yo a mí misma? Miles, tal vez millones y siempre tenía la misma respuesta amarga, dura y directa: nada.
Ella no me daba nada, nunca me lo dio y nunca me lo dará. Y he aquí el acto más sensato que podía hacer…
¿Por qué debería darme algo? ¿Por qué exigirle algo? La verdad es que no me tiene que dar nada, absolutamente nada. Simplemente… tiene que compartir, como siempre lo ha hecho.
Porque ella comparte su tiempo conmigo, hace que vivamos momentos juntas, me regala su sonrisa con la mía y creamos risas flojas que no se pueden parar por culpa de sus tonterías. ¿Para qué pedir más?
¿Y es que para qué quiero que me de cosas? ¿Para así hacerlas mías? Tarde o temprano dejarían de ser especiales o me aburriría de ellas por ser parte de mí como todo lo demás que poseo, y no, quiero poder recordar la diferencia de su fragancia en cada pequeña parte de mi vida siempre.
Así que prefiero que siga así, sin darme nada para poder obtenerlo todo, juntas, compartiendo.

Y de la misma forma, ella es la única que nunca me ha pedido nada. No me exige mi tiempo, ni mi compañía, ¿para qué? Sabe que siempre tiene ambas cosas por mucha distancia que experimentemos o a pensar de todos esos silencios soportados. 
¿Por qué? Porque está llegando a comprenderme…

¿Entiendes ahora las gracias?
Era necesario todo esto para llegar aquí y ahora, era necesario para poder disfrutar de este inacabado final.

martes, 2 de noviembre de 2010

Me recuerda a mí.


Hace tiempo que los ojos no echaban un vistazo en los pasos dados. Tal vez porque estaban muy concentrados en mirar por donde pisar ahora, o simplemente porque el pasado ya carece de todo su significado. Ahora solo son simples recuerdos, y supongo que así seguirán, ya que no me veo en ellos.
Ahora es otra persona la protagonista mis propios recuerdos, aunque sea yo la que veo en mis imágenes, yo ya no soy esa persona.
He cambiado tanto… no soy la misma niña de ayer que se enamoró por primera vez con trece años, con ese sentimiento tan puro e incondicional que alguna vez poseí como si fuera el mayor tesoro que jamás hubiera encontrado.

¿Qué decir de las experiencias? Algunas han sido bonitas, otras más tristes, como las de todos. Pero la verdad es que mi diferencia es que ahora están todas enmarcadas como bonitos recuerdos… ¿por qué? Porque todas las experiencias me han enseñado algo, y ha sido el tiempo quien le ha quitado el papel de regalo que portaban encima. Son cuadros, mis cuadros, pinceladas que yo misma di, hace mucho tiempo o puede que hace nada. Pero con seguridad ya no soy la misma artista, ahora tengo un nuevo estilo gracias a la evolución que ha sufrido mi mente por mis obras y la de los demás.
Y es que he tardado tantísimo en aprender la misma evidencia que se esconde detrás de cada obra, de cada historia…

¿Por qué ahora es el momento en el que me doy cuenta? Porque me recuerda a mí, esa nueva artista que he empezado a observar desde hace poco tiene la misma manera de coger el pincel que yo en algunos de mis antiguos cuadros. Nunca tuve un maestro que me enseñara a perfeccionar mi técnica pero ella si quiere lo tendrá. No siempre voy a protegerla de que tenga cuidado con las pinturas, tendrá que mancharse ella misma para darse cuenta de sus fallos, pero si me deja yo la guiaré…


Porque todos necesitamos un alma…

domingo, 31 de octubre de 2010

Si me ves entre el gentío sientes mi vacío y hablas...

Estaba atardeciendo, aunque para ello todavía quedara mucho. Lo sabía porque lo estaba sufriendo ya que el gracioso señor Sol lentamente bajaba del cielo para descansar de su caluroso día de trabajo cegándole así completamente su visión con sus destellantes rayos.

No esperaba nada de ese día, tan solo una grata noche con una buena compañía y una grandísima música sonando. Sentir la vibración que provocarían los altavoces en su cuerpo y ver a ciertos dioses. No se había imaginado el sitio, no había pensando con la canción que comenzaría el espectáculo ni nada semejante. Solo tenía la sensación de que iba a ser una experiencia única.
Y no se equivocó.

El sonido era aún más vibrante de lo que había pensando, nunca olvidaría tantas manos alzadas moviéndose con ritmo cada vez que la música rompía. Lo malos que eran los teloneros, los personajillos que se creía raperos y caminaban con “estilo”. El aire acondicionado refrescando el ambiente caluroso de tantos cuerpos sudorosos, lo cómodos que eran los sillones que al final terminarían pisando y hasta había una que termino saltando sobre ellos.
Tampoco olvidaría el olor a cigarro que había en el aire, las sonrisas de cómplice que se podían observar cada dos por tres, los ojos brillosos por culpa de la maldita ilusión que pueden provocar para unas dos personas pero para otras tres, los abrazos, los berridos y los chillidos de felicidad pura…
No olvidaría los escalofríos que sentía en la espalda, que no dejaron de producirse en toda la noche.  

Tampoco la grandiosa cena de tres paquetillos de papas junto con M&M's que pagó la que hora más tarde sería la cumpleañera, ni el sándwich de jamón y queso que desapareció con rapidez.  

¿Cómo olvidar el bonito final? Sentados en un banco, taxis delante nuestra, el cielo estrellado sobre cabezas con mucho pelo mezclado con el fresco agradable de la noche, el querer saber de una niña caprichosa las sorpresas que le aguardaban y el recuerdo de algo completamente inolvidable…


viernes, 27 de agosto de 2010

Dime la nana exacta...

Algunas noches el sueño se nos es prohibido. Esas noches me gustaría saber cuál es la nana exacta que le tengo que cantar a tus oídos para que el descanso se te sea concedido. Para que puedas cerrar los párpados y poderte sumir en el tranquilo trance de olvido del día amargo y preocupante que has tenido que aguantar.
Y es que odio ver reflejado en tu rostro la preocupación de la vida, que hace de tus heridas las mías y que mi corazón quiera sanarlas para poder sanarse a sí mismo. Muchas veces no te das cuenta de que tu daño es mi daño, de que los besos amargos que le doy a tus mejillas para borrar tus lágrimas es sal que entra en mi organismo y me deshidrata. Que cuando las seco con mis dedos es ácido puro para ellos. Que cada vez que te he visto a llorar me he sumido en un fuego eterno que me consume desde afuera para adentro.
Como quisiera ser capaz de tantas cosas, casi todas ellas para que tú puedas descansar en paz. Porque si tú descansas yo descanso, porque cada paso que doy si no es a tu lado, es un paso en falso.
Dime cual es la nana exacta que tengo que susurrarle a tus oídos que te permita descansar… y a mí… contigo.

miércoles, 28 de julio de 2010

Mentirosa luz de Luna...


El viento mueve con cada soplo las cortinas de una habitación oscura cuya ventana se ha quedado abierta esta noche. Está tan oscura, que ni la luz de la Luna que sonríe desde el cielo estrellado puede alcanzar a iluminarla. El aire es frío y poco a poco congela todo lo que se encuentra en la habitación, llenando cada rincón de hielo y escarcha. De repente, un débil rayo de Luna entra en la habitación… es minúsculo, demasiado débil para luchar contra la oscuridad y vencerla… pero todo estaba lleno de hielo, ¿recuerdas? Y este provocó que naciera un reflejo. La habitación se iluminó gracias al reflejo y la Luna satisfecha, brilló con más intensidad, recordándome que no permitiría que me curara de mi indeseada locura, que siempre me encontraría me escapara a donde me escapara e iluminaría mis noches más oscuras, matándome lentamente. Era nuestro pacto, no me dejaría estar sola nunca, pero solo podría amarla a ella y solo viviría para ella.
Cada mañana, yo me consumía al no tenerla a mi lado, y cada noche maldecía su presencia, maldecía los besos que me regalaba con dulzura su resplandor, maldecía que me hubiera dejado engatusar por su belleza aquella maldita noche estrellada. Maldecía el pacto que nos unía en la eternidad.
Ella era mi condena, la cual había encontrado al admirarla demasiado. Ese era nuestro pacto, y cada noche, cada vez más esplendorosa, me robaba la vida con cada suspiro que escapaba de mi boca. Cada noche, me robaba lo poco que quedaba de mi alma, ya que mi corazón, siempre sería completamente suyo, desde la primera vez que la amé…

miércoles, 21 de julio de 2010

Olvido...

Olvidar no es una tarea fácil, y tampoco es lo que muchos piensan que es, porque olvidar es básicamente recordar…
No se pueden olvidar las cosas completamente, tenlo claro, y menos si ese algo te ha llegado al corazón. No podrás olvidar ni su rostro, ni su boca, ni sus ojos. No podrás borrar su nombre, porque quedará anclado en algún rincón de tu mente. El tiempo no cura las heridas, solo te acostumbras a tenerlas encima con el paso de los días. Se hacen parte de ti, y te darás cuenta de que siguen ahí, cuando la vida hurgue de nuevo en ellas.
Muchas veces me ha tocado olvidar a ciertas personas que han pasado por mi vida, personas que han sido un gran apoyo para mí, que creía únicas y que iban a durar para siempre. Mentira, no fue así, y eso nos suele pasar a casi todos, aunque a lo mejor no todos tenemos que olvidar. Pasé por diferentes épocas durante estas ocasiones.
Pensar que la otra persona era lo peor, una forma de mentirme a mí misma, si fuera lo peor, no hubiera sido tan importante para mí, ¿no? Aunque nos hagan daño, sigue siendo esa persona a la que querías tanto.
Pensar que estaba por encima del problema, que no me afectaba, que era demasiado fuerte como para que pudiera hacerlo. Una completa estupidez también, producida por el dolor y la desesperación de no tener a esa persona a tu lado como siempre, derivación de la tristeza que produce ese hecho, un absurdo modo de intentar crear un escudo para evadirte y renegar del dolor provocado por su ausencia.
No sé si con la experiencia, o es que ahora tengo más conciencia, pero las cosas con este tema son de otro color ahora.
El olvidar se consigue con el paso de los días, con ir pasando poco a poco de tus sentimientos, y la mejor manera de pasar de ellos es entretenerse. Sobre todo entretener a nuestra mente, que es la nos suele hacer recordar. Pese a que muchas veces hay conflicto entre “corazón y razón” estos dos extremos están conectados de forma íntima y fuerte. Puede que el corazón haga que nuestra razón también quiera a esa persona, y así hacernos más difícil la cosa, o puede que no, y estar en total conflicto. Si están en conflicto, aprovecharnos del extremo que no quiere querer y empezar a guiarnos únicamente por el. Si no están en conflicto, soportar el dolor con fuerza, con los días se irá debilitando, y si alguna vez nos sentimos sin fuerzas para continuar, agarrarnos a la esperanza de este hecho, para seguir adelante, tarde o con suerte temprano, pasará.
El olvido tiene muchas pegas, puede que esos sentimientos de echar de menos no se borren completamente mientras nosotros creemos que así es y un pequeño roce con esa persona, los despierte de nuevo… Eso indica que hace falta más tiempo del que creíamos y es que nunca se sabe cuando has olvidado completamente a alguien. Solo lo puedes saber al volver a entrar en acción, aunque eso pueda acarrear, volver al dolor…

domingo, 11 de julio de 2010

Mírame.

Miradas. Siempre me había gustado jugar con ellas. Porque veía más allá de lo que mostraban. Son ventanas al alma de muchos. Siempre atenta a lo que me decía ese pequeño gesto, porque las miradas hablaban mediante el silencio, y yo era una de las pocas que se paraba a escucharlo. Y es que podías decir todo sin decir nada… ¿verdad?

Me gustaba su mirada, muchísimo, sus grandes ojos me hacían mucho más fácil la tarea de observar su alma, mucho tiempo estuve escuchando su silencio, y con ello descubrí su forma de ser, las mentiras que me intentaba colar de forma sutil para no preocuparme, cuando estaba triste, cuando estaba contenta y también cuando ocultaba algo que le preocupaba. Tal vez su boca no decía siempre la verdad, pero su mirada para mí era completamente sincera. Por una vez, me perdí en la mirada de alguien, tal vez fuera porque su alma era perfecta, tal vez no. Pero algo tenía, ¿sabéis? Porque me engatusó.

Y resulta mentira, que ahora, tengo que evitar el contacto de nuestras miradas. Que si coinciden no puedo aguantarlo y tengo que bajar la cabeza, aunque algunas veces la bajas tú. Me pregunto que pasaría si te aguantase la mirada…
Ya no me paro a observar la mirada de la gente, perdió el sentido hacerlo, ¿para qué? Ninguna mirada me transmitiría lo que me transmitía la suya, porque ninguna mirada es la suya.

Me pregunto que pasaría si mirara a tus ojos una vez más…

lunes, 28 de junio de 2010

Mente Enferma...

Hoy he ido a nuestro lugar, ese sitio que antes hacía que me llenara de sueños e ilusiones, ahora solo me provoca tristeza…
Quitaron las plantas de colores que tanto me gustaban de las escaleras ¿sabes?, y arreglaron la tubería, ya no sale más agua, ahora todo está seco. Y lo que yo escribí se esta borrando, mala suerte supongo, mejor así, ¿no?
Lo que tu escribiste sigue estando y en buen estado, el corazón de la “i” que pusiste sigue igual de adorable, incluso sigue lo que pusiste en la planta…
Obviamente me puse a recordarte, me senté en mi lado, y el tuyo… estaba vacío.... Recordé las pocas veces que hemos estado allí sentadas, pocas repito, pero cada una, inolvidable por algo.
La primera vez, por molestarte como siempre y hacerte correr detrás de mí, descubrimos nuestro lugar, un paraíso de paz privado, ¿eh?
Aquella vez en febrero, donde hablamos y hablamos sin parar, que empezó mi mala costumbre de decirte mucho y empezó tu mala costumbre de hacerme demasiado feliz. La más perfecta de todas, en abril, cuando me puse tan nerviosa que temblaban las manos una pasada y más tarde, me dijiste dos palabras que siguen en mi memoria, y seguirán, seguirán hasta el fin de mis días.
Después recordé muchos momentos a tu lado que se grabaron en mí, cada cosa especial junto a ti, que raro...
Cada vez que me despedías en la estación, con esa sonrisa, esas caritas que me ponías, que te leía los labios… Ese primer ensayo al que me acompañaste y logré alegrarte no sé cómo y te hice llorar de ¿alegría? Nunca te lo pregunté, fallo.
Un esplendoroso nueve de mayo, una tarde entera más hablando, tan perfecta como siempre, conseguí lo que una vez me propuse... Los primeros mensajes al móvil al irme de tu lado, o cuando te empecé a mandar mensajes en sí, que no podía escribir con el ratón, ahí comenzaron mis famosas estupideces contigo.... Cuando te abracé fuerte y te derrumbaste... Los muchísimos comentarios, y los mensajes privados… que quiero borrar, para no volverlos a leer… otra vez…
Y el final de una tarde en San Telmo, escondidas de todos, poniéndote la piel de gallina…

Te dije que cuando esto acabara iría a cierto sitio a llorar, resulta irónico, todo, absolutamente todo de lo que te avisé se cumplió.
Desde el principio, hasta el fin…
Te dije que no me quisieras… Te dije que huiría, que siempre lo hago, te dije que no me dieras una segunda oportunidad si me iba, que sería peor, te dije que me haría importante, te dije que te haría daño, te dije que no era buena para ti. Y aún sabiendo todo eso, no me pude alejar cuando fue necesario, y por ello duele ahora esto más que otra cosa.

Sé que no estoy en una posición muy buena como para que me escuches, pero eres una completa idiota si no has aprendido nada en casi un año a mi lado, ¿sabes? Si dices que no volverás a confiar en nadie. Deberías haber aprendido algo, yo al menos lo he hecho. Y no te puedo borrar de mi vida, lo tengo claro y tampoco quiero, si hice todas esas cosas es para no dar pena como la ultima vez, para no estar pendiente de ti, y que tú no te rayaras con mis palabras de nuevo. Por eso solo me he quedado con esto… y date cuenta, me duele muchísimo, he borrado todos mis recuerdos... por ti. Sabes como me importaban esas cosas, sabes que las he mantenido durante años, y las he cerrado, que todavía ni yo me lo creo...
Y, por cierto, también te dije que haría todo esto. Tanto tú como yo teníamos la esperanza de que no lo llevara a cabo, pero no se puede cariño.

Y sí, si que me duele, no sabes cuanto. Al menos el nudo en la garganta permanente ya no me acompaña. Solo me queda la esperanza de que con el tiempo, como con todo, deje de sentir el dolor, la necesidad de hablarte, de verte, de escuchar tu voz, de ver tu sonrisa. Que la manía de recordarte hora sí, hora también, se acabe pronto. Que mis ganas de abrazarte y no soltarte se desvanezcan, al menos un día. Sé que poco a poco, o al menos eso es lo que me hace creer la esperanza, llegará el día, que no me persigas, ni en mi mente, ni en mi corazón…
Y a ti no te duele perderme cariño, te da rabia que otra persona se escape de tu lado como siempre y ya está, es rabia nada más, no es por mí. Y de verdad, espero que no me des otra oportunidad, y si me la das, que sea dentro de años y no al mes, y lo digo muy en serio, porque sé que soy capaz de hacerte que me la des, como todas las veces anteriores, y sé que soy capaz de volver a estar en este mismo punto y volver a hacer lo mismo y no quiero dañarte más. Aunque lo irónico es que me muero de ganas de volver a estar hablando contigo, de pasar una tarde juntas, tan incomprensible como siempre, nunca me entenderás… Ni yo lo hago ya, la verdad…

Siento haberte mareado tanto y el hacerte daño, y sobretodo, siento haberte defraudado (defraudar es un bonito sinónimo de decepcionar, lástima que signifiquen lo mismo). Y si nos vemos, porque por narices tenemos que coincidir, no reveles que te sientes incómoda conmigo cerca. Sé indiferente a mi presencia, diviértete, pásatelo bien, pasa de mí. Disfruta, no te hagas más pequeña, no te quedes callada, haz como si yo no estuviera, por favor. Y evita mi mirada, por lo que más quieras…

Gracias por aguantar tanto, por darme tantos buenos momentos, por hacer esos días a tú lado únicos y mágicos. Gracias por cada sonrisa, por cada lágrima. Por enseñarme tantas diferencias, por hacerme ver como me puedo dedicar a una persona, y como puedo dañarla de un modo estúpido. Por ayudarme a darme cuenta de que soy una niña caprichosa, cuando toda mi vida he sido humilde y no he pedido más de lo que tengo. Gracias a ti he conocido caras mías que nunca había visto, y que me aterran tanto como me controlan. Gracias a ti me he dado cuenta de un millón de cosas, me he puesto a observar más el comportamiento humano de lo que ya hacía y mi capacidad para leer en las personas ha mejorado.
"¿Que sería de mi sin una Sara a mi lado? ¿Sin nuestros cuentos? ¿Sin nuestras risas, las canciones, o los piques? Cada cosa que hemos vivido juntas ha hecho de esto algo increíblemente especial, algo de recordar hoy mañana y para siempre perdurará eternamente."
Tenías razón, pero no puedes evitar que me haya ido, ni yo habría podido evitar que tu te fueras. Aunque no te hubieras ido nunca, porqe eres la persona más fiel que he conocido. ¿Sabes otra cosa? He borrado todas las canciones que me recordaban a ti, a mí. Antes no tenía hueco para poner más canciones y ahora tengo de sobra, me hace gracia...

Te juro por mi hermano, la virgen María, y mi abuela en paz descanse, pequeña, que lo siento.
Y ya está, se acabó estar quieta en el sendero, toca volver a caminar, aunque ahora más bien me echaré a correr, y pese que atrás tengo el motivo más grande que haya tenido en toda mi vida, no voy a volver…


~


Absténganse de preguntar en comentarios, o intentar hablar sobre esto, es un maldito desahogo que tenía que hacer, ya está, nada más, fin.

domingo, 6 de junio de 2010

Una lágrima...

Estas sentado en un banco, esperando. Ves como la gente pasa al compás del tiempo. Cada persona en su mundo, sin detener su rumbo, sin prestar atención en su alrededor, concentrados en mover los pies sin detenerse para llegar a donde deben ir. Pero se engañan. Y es que caminas por caminar, ¿sabes acaso a dónde vas cariño? ¿Sabes quién eres? ¿Sabes qué es lo que haces en esta vida? No, no sabes quien eres. ¿Tu nombre? Para que te identifiquen tus padres, ¿tus motes? Lo que eres para las otras personas, nada más...
Pero… ¿y para ti mismo?
¿Quién eres?
Estas solo en el banco, sigues pensando, sin encontrar las respuestas a tus preguntas, fea costumbre ya, ¿no crees? Aún más perdido que antes, ella se fue, ¿tal vez para siempre? Tu sigues con esa esperanza vana, pero estas solo.
Miras el banco, detienes tu mirada en algo que hay escrito... Representa una antigua promesas, tu promesa, su promesa...







Piérdete, importas poco.

sábado, 22 de mayo de 2010

¿Te sientes mejor?

Ahí estaba… de pie, aguantando los gritos, los insultos. Sin moverse, intentando hacerse entender, sin lograrlo. Sin callarse aunque es lo que debía hacer, no aguantaba más, quería que le escucharan, que le entendieran…
Pero no lo estaba consiguiendo.

- ¡Cállate una vez! – le gritó su padre – ¡No veas las ganas que tengo de levantarme y darte una paliza!
- Si tantas ganas tienes de pegarme, hazlo - ¿Qué se creían? ¿Qué amenazándole le harían callar? Nunca, luchaba por lo que creía correcto, costara lo que costara.

Su madre se levantó con violencia y se acercó a el echa una furia
- ¿Quién te crees qué eres para hablarnos así?
- No le pegues – Le dijo su padre

Pero ella no le escuchó, levantó la mano y le dio un bofetón, hubo una pausa, y entonces empezaron los golpes, uno tras otro, cada vez más fuertes, sin descanso. Con la zapatilla, con el puño o con la mano abierta, daba igual… le pegaba…
Él estaba de lado, al darle el bofetón le había dado en las gafas, y no quería que se las rompiera, costaban caras.
Aguantaba los golpes, sin decir nada, sin soltar algún quejido, mientras una triste lágrima se deslizaba por su rostro. Mientras su madre le pegaba, le insultaba, le gritaba, le humillaba. ¿Se sentía más mujer por pegarle? ¿Se sentía mejor? ¿No veía lo que estaba haciendo? ¿No entendía...?
A su mente acudieron ideas de defenderse, era más fuerte que ella, podría pararla, podría matarla sin esfuerzo, y también podía librarse de su padre si actuaba de forma rápida... lo sabía… Pero desechó las ideas, él no era como ellos.
Él no sería nunca como ellos.
Así que siguió aguantando cada golpe, hasta que su madre paró, ¿había terminado la tortura?
- ¡Mírame a la cara! – Le gritó, pero él no se movió - ¡Que me mires a la cara!

Le cogió del rostro y vio la mirada de odio que había en los ojos de su hijo. Ellos habían provocado eso, ellos eran los culpables de su odio, de su rabia, de que su vida se agotara, ellos le habían matado. No soporto ver mucho esa mirada, porque le volvió a pegar aún más fuerte, y en el rostro, las gafas se torcieron…



~

Dedicado a mi querida Maestra Boloñesa, por ayudarme, aguantarme y aconsejarme (L)!

martes, 20 de abril de 2010

Desaparece...

Sentir tu voz impertinente en mi cabeza es el mayor de los dolores que he podido tener. Porque quieres controlar mis decisiones y si no hago lo que tu voluntad exige, haces que un dolor de pecho permanente me invada y no desaparezca hasta que mi alma no esté un poco más destruida…
Quisiera ser capaz de hacerte callar cuando me vengas a hablar, quisiera hacerte desaparecer para poder ser tan egoísta como debería ser, quisiera mandarte junto a mis recuerdos y olvidarte como a todos aquellos que deje atrás, quisiera alejarte de mi vida para poder continuar mis días sin más tonterías absurdas por culpa de las dudas que creas en mí.
Desaparece y olvídate de mí. No quiero verte en la misma situación de siempre, con el mismo poder que ejerces y que te hace imponerte delante de mí y de todo lo que he luchado por conseguir. Sobre mí solo debo mandar yo, y nadie más que yo. Dan igual los demás, da igual todo, porque lo que realmente importa, es estar aquí ahora, viviendo el presente como yo crea, quiera y considere y tú no eres nadie para hacerme dudar o hacerme sentir mal por ello.
Por tu culpa lo mejor que sé hacer es huir…